NADIE NOS ENSEÑÓ A SER PADRES
Esta es una frase conocida… Muy a menudo los padres, con la enorme responsabilidad de cumplir una tarea extremadamente difícil, explican con esta idea su sensación de no haber recibido suficiente dirección y guía.
En la actualidad, esta idea se hace aún más cierta. Si bien, algún tiempo atrás, aún era posible aprender e incorporar soluciones y estrategias de crianza de la experiencia de los propios padres y abuelos; hoy, producto de los acelerados y permanentes cambios, las diferencias son abismantes entre una generación y otra, resultando en la inutilidad casi absoluta de utilizar aquellas pautas, puesto que muy poca información es aplicable o tiene utilidad. Por esta razón, los padres modernos se ven más abrumados y solos que nunca en la tarea de criar a sus hijos.
Los padres y madres actuales necesitan herramientas contundentes y confiables, las cuales sólo pueden construirse a partir de estudios y evidencias del desarrollo infantil y clínico de adultos. Una especialidad que considere tanto las necesidades de los hijos, de acuerdo a sus características personales y su edad y las necesidades de sus padres, de acuerdo a sus características personales y situación de vida. Una especialidad que combine la delicadeza y cuidado de una terapia individual prolongada con la efectividad y rapidez de las intervenciones breves y estratégicas.
Esta mezcla mágica se denomina hoy Coaching Parental. Es una intervención centrada en dar soluciones puntuales a las dificultades cotidianas y relacionales. Aborda y potencia las características personales y los recursos de los padres y madres, para beneficiar la relación con sus hijos, facilitando el vínculo de apego, la comunicación y la armonía de la relación.
En estos días, los expertos en esta área, podemos dar respuestas exitosas a los padres y madres modernos que estén enfrentando cualquier realidad, desde los problemas naturales del desarrollo normal (como manejar una pataleta, ayudar a potenciar las habilidades académicas de los hijos, corregir a un hijo adolescente, etc.), hasta las encrucijadas más difíciles o dolorosas que puede traer la vida (como enfrentar el abuso de un hijo, la pérdida de un hijo, el nacimiento de un hijo con necesidades especiales, ayudar a un hijo drogadicto, etc.). Finalmente, se trata de mejorar la calidad de vida y salud mental de los hijos y sus padres, generando un ciclo virtuoso, cuando estos hijos lleguen a ser padres y madres en el futuro.
En conclusión, en estos tiempos, sí es posible aprender a ser mejores padres y madres, desarrollar más habilidades, comprender mejor los cambios y necesidades de los hijos. Tan sólo hace falta tener la disposición y darse el tiempo. Lo haces por capacitarte en el trabajo, ¿cuánto más no harías por tus hijos?